Con la llegada el verano aumentan las temperaturas y las ganas de darse un chapuzón en la piscina. Algo normal e incluso aconsejable teniendo en cuenta que el clima de nuestra tierra, aunque no por ello debemos obviar algunos peligros. Uno de ellos tiene que ver con nuestros oídos, y más concretamente, con la aparición de la otitis externa difusa, conocida coloquialmente como la otitis de las piscinas.

¿Qué es?

La otitis externa es una infección del oído que causa inflamación y afecta a prácticamente todo el conducto auditivo. Suele aparecer tras un baño prolongado en la piscina (comúnmente) o en la playa (menos frecuente) y si no se trata correctamente puede convertirse en crónica. Al contrario de lo que mucha gente piensa, no es una infección exclusiva de los niños, aunque sí es verdad que los pequeños son más propensos a contraerla que los adultos.

Síntomas

La otitis externa siempre provoca un intenso dolor que parece no calmarse con nada. Además, cuando la inflamación es muy grande, puede llevar aparejada la pérdida parcial de audición. También son frecuentes los picores y la sensación de taponamiento, síntomas que se agravan al bostezar, masticar y tragar.

Condicionantes

Si tenemos un oído sano y el agua está en buenas condiciones, la probabilidad de padecer otitis es prácticamente nula por mucho tiempo que pasemos en remojo. Ahora bien, si tenemos una lesión previa en el oído (un eczema, por ejemplo), bañarnos en la piscina no es una buena elección por muy limpia que esté. De igual modo, si no tenemos ningún problema en el oído pero el agua está contaminada, las opciones de contraer otitis vuelven a multiplicarse. Y el peor de los casos es cuando se juntan un oído enfermo con una piscina mal cuidada: ahí no hay escapatoria.

Tratamientos

En nuestro campo podemos tratar los diferentes tipos de otitis tanto con fisioterapia respiratoria como con osteopatía, obteniendo muy buenos resultados sin necesidad de fármacos. Dichas técnicas están encaminadas a eliminar las secreciones, desatascar el tubo que conecta la nariz y la garganta con el oído medio, e impedir que los virus y las bacterias tengan fácil acceso.

Recomendaciones

Si queremos que nuestros oídos y el verano se lleven bien debemos seguir una serie indicaciones de fácil cumplimiento. La más importante de todas es mantener una buena higiene en el oído, algo que se presupone pero no siempre se cumple. Lejos de ayudar, el uso frecuente de los bastoncillos puede ser perjudicial, sobre todo si recurrimos a ellos con el oído húmedo. Y si tenemos otitis o simplemente la mera sospecha de padecerla, hay que alejarse de las piscinas, saunas, jacuzzis, playas y cualquier otro tipo de baño público.