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La ecografía musculoesquelética es una técnica de gran importancia dentro del tratamiento fisioterapéutico. Esta ofrece una grandísima ayuda tanto en el diagnostico como en el posterior tratamiento de la lesión.
En Clínica Bailío queremos estar a la vanguardia del tratamiento fisioterapéutico, y para ello es indispensable contar con los medios más avanzados en tecnología, que nos permitan ofrecer un servicio de mayor valor añadido al paciente y que nos permita acelerar el proceso de recuperación. Es obvio que la principal herramienta de trabajo de un fisioterapeuta son sus manos. Pero gracias a los avances tecnológicos en términos de procesamiento de imagen digital, una herramienta de gran importancia en los últimos tiempos es el ecógrafo y los estudios de ultrasonidos: la fisioterapia ecoguiada o fisioterapia con ecografía.
La ecografía musculoesquelética es una herramienta de alto dinamismo y eficiencia, que nos permite ver en tiempo real y evaluar el alcance de la lesión del paciente y su evolución en las sesiones posteriores.
Las áreas que podemos visualizar con un ecógrafo van desde el hombro, codo, muñeca y mano, hasta la cadera, rodilla, columna vertebral, pie y tobillo. Donde podremos explorar músculos, tendones, ligamentos, bursas, cartílagos y superficies de huesos fundamentalmente.
Además mediante el Doppler a color podemos apreciar pequeñas arterias que son las encargadas de irrigar los músculos, tendones, etc..
Cada vez se es más usado en todas las terapias dentro del tratamiento fisioterapéutico. En Clínica Bailío empleamos el ecógrafo en las siguientes terapias:
Hablamos de ecografía deportiva cuando hablamos de partes del cuerpo que suelen ser dañadas con mayor recurrencia. Por ejemplo las rodillas o el soleo de un corredor, los hombros o brazos de un tenista etc…
Existe diversos estudios que demuestran que la ecografía en el tratamiento de lesiones deportivas mejora sustancialmente el tiempo de recuperación porque permite un diagnostico inmediato del fisioterapeuta y su control y seguimiento para ir ajustando el tratamiento.
La terapia invasiva, como la infiltración guiada además nos permiten hacer frente a la lesión de un modo directo, lo que se traduce en una recuperación que puede ahorrar semanas o inclusos meses al paciente.
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