Cada 8 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Fisioterapia, por lo que no hay mejor día que hoy para reivindicar el papel de nuestra disciplina sanitaria. Los fisioterapeutas no salvamos vidas, pero hacemos que éstas merezcan la pena. Nuestra razón de ser es conseguir que las personas se encuentren bien, se mantengan activas a través de unos hábitos saludables, gocen de una buena movilidad y sean independientes físicamente el mayor tiempo posible. Para ello, ofrecemos un servicio que se sustenta en los siguientes pilares:
Ejercicio físico
Sí, somos muy pesados recordándolo, pero no nos cansaremos nunca de repetir que el ejercicio es el mejor tratamiento que existe no sólo para curar, sino también para prevenir. Obviamente, no todas las actividades físicas están indicadas para todo el mundo, de ahí la importancia de la figura de un fisioterapeuta que conozca a fondo las limitaciones de cada paciente y el camino que debe seguir para superarlas.
El autocuidado
Tan importante es recuperarse de una lesión como evitar vuelva a aparecer. Por eso, el fisioterapeuta no sólo se limita a poner en práctica sus técnicas, sino también a instruir al paciente sobre el problema que padece. ¿Cómo? Ofreciéndole pautas, recomendaciones e incluso ‘tareas’ para realizar en casa. Si el paciente pone de su parte más allá del tiempo que duran las sesiones, todo es mucho más sencillo y eficaz.
Dolor
No hay dolores normales; lo normal que es que no haya dolor. El dolor no es más que una señal que nos manda el cuerpo para decirnos que algo no va bien. Y cuando eso sucede, hay que ponerse en manos de un profesional de la salud. Algunas personas que sufren dolor crónico se resignan a estar así toda la vida y olvidan que existe una disciplina llamada fisioterapia que puede ayudarle muchísimo en su día a día.
Atención personalizada
Los fisioterapeutas nos autoexigimos ser amables con nuestros pacientes porque sabemos que más que tratar enfermedades, tratamos a personas. Y cada una de ellas es única y tiene sus particularidades, de ahí que siempre realicemos un estudio previo antes de poner en marcha cualquier tratamiento. Para nosotros, el paciente es lo primero, lo segundo y lo tercero. No hay nada más después de él.
Formación
Para ser fisioterapeuta hace falta estudiar muchas horas, muchos días, muchos meses y muchos años. Obtener el título universitario es la primera meta, pero no la única, ya que estamos en permanente formación para conocer los últimos avances en nuestra campo. Además, nos interesa la osteopatía, el método Pilates y todo aquello que esté relacionado con la fisioterapia y pueda ayudar a nuestros pacientes. El saber no ocupa lugar y siempre ha sido el mejor aliado de todos los profesionales sanitarios.