Cuando te subes a una bicicleta corres el riesgo de sufrir una desafortunada caída por un despiste propio o ajeno, un fallo mecánico, la aparición de un elemento inesperado en la carretera, etc. Ante estas cosas poco o nada se puede hacer más allá de mantener la concentración y extremar la precauciones. Sin embargo, hay otros factores que sí se pueden controlar para evitar lesiones. Es más, la mayoría de las lesiones de los ciclistas no provienen de las caídas, sino del daño repetitivo que ocasiona un mal ajuste de la bicicleta a nuestro cuerpo.